El final de Swarland Hall y una leyenda sobre Nelson

 
Por Alastair F. Robertson (Publicado en The Nelson Dispatch, Volume 15, Part 1, Winter 2024 y traducido del inglés por Emilio Abad Ripoll)
 
 
          Alexander Davison, gran amigo de Nelson, su confidente y asesor financiero, compró Swarland Hall, en Northumberland, el 13 de mayo de 1795. Pronto “hizo grandes mejoras en la casa y jardines adyacentes, convirtiéndola así en uno de las más elegantes residencias campestres del condado. El extenso parque situado en su frente mezcla con gusto diferentes especies de árboles y otros adornos.”
 
          También erigió un monumento junto a lo que entonces era “El gran camino del Norte”. En el obelisco se lee el siguiente texto:
 
“Inglaterra espera que todos cumplan con su deber”
          Y en el pedestal se explica que:
 
No se levanta para recordar la conocida fama
y los heroicos hechos de 
NELSON,
que es deber de Inglaterra,
sino en memoria de una íntima amistad.
Este monumento está dedicado a
ALEXANDRE  DAVISON
SWARLAND  HALL.”
 
 
          Además, fue un marinero llamado John Anderson, de la vecina localidad de Shilbottle, quien llevó a Nelson a su cámara cuando fue mortalmente herido.
 
          Seguramente es de mayor interés para los admiradores de Nelson saber que Davison, quizás con alguna ayuda, plantó árboles en el parque frente a su casa de acuerdo con el despliegue de los barcos en la batalla del Nilo. En un plano de la propiedad de 1807 no aparecían árboles, aunque en la 1ª edición (1864) del mapa de O.S. se representan todos los árboles y, sin embargo, tan pronto como en la 2ª edición (1896) ya faltaban cinco o seis.
 
          Alexander Davison participó activamente en la gestión de la finca. Concedía permisos de caza, y los solicitantes de granjas en alquiler, tanto en Swarland como en la antigua propiedad familiar de Kirknewton, cerca de la frontera con Escocia, tenían que presentar personalmente sus peticiones ante él, aunque en sus últimos años contrató a un agente.
 
          Lejos de Londres, Davison se integró plenamente en la vida del condado de Northumberland. Él y su familia se contaban entre las "personas distinguidas" asistentes a la cena y el baile que ofrecieron el señor y la señora Clavering del castillo de Callaly, cerca de Alnwick. Por Navidad, entregaba donativos en metálico a los pobres de la zona, tanto anglicanos como presbiterianos; cedió a los presbiterianos del cercano pueblo de Felton un terreno próximo a su capilla a fin de que en él se levantara una vivienda para su párroco, donando además 20 libras esterlinas para la construcción. Desgraciadamente, el 24 de noviembre de 1826, su esposa Harriet (más comúnmente aparece escrito su nombre como Harriot) murió en Swarland House, desde donde fue trasladada al panteón familiar en Kirknewton.
 
          A la edad de 77 años, Alexander aún mantenía contactos en la capital. Entre las “llegadas destacadas” en enero de 1828, se citaba la de “Mr. Alexander Davison, en la calle Albermale, procedente de Swarland House, Northumberland.”
 
          Tras una breve enfermedad, el 10 de diciembre de 1829, falleció en Regency Square, Brighton, Alexander Davison, Señor de Swarland Park, Northumberland, La casa y el resto de la propiedad pasó en herencia a su hijo, Sir William Davison, quien la arrendó a varios inquilinos. En 1841 residían allí John Coulson, con recursos propios, así como su esposa Mary, sus cinco hijos, y una "pupila" de 25 años, con sus dos hijos, cinco sirvientes y diez sirvientas. Asimismo Henry M. Turner, un militar retirado, su esposa Marianne, sus tres hijas y seis sirvientas, además de Edward James, un importante comerciante, su esposa Annie, su hijo, tres sirvientes y cinco sirvientas.
 
          A la muerte de Sir William en 1873, Swarland pasó a su hija, Rosalind Nicolette Marianne Dorothea Delphine von Riederer, baronesa von Riederer, quien inmediatamente la vendió.  La propiedad fue comprada por 89.500 libras por Mr. J.G. Riddell del castillo de Swinburne, quien, al igual que Sir William, la puso en alquiler. Curiosamente, Swarland Hall pasó a disposición de los jesuitas, principalmente estudiantes, que habían sido  desposeídos de sus propiedades, pero no por mucho tiempo, pues Mr. Andrews, propietario de una mina de carbón, y su esposa fijaron en ella su residencia.
 
          En el prospecto de venta de la propia casa se leía: “Esta gran mansión tiene un alto precio y necesita importantes reformas. Desocupada, ‘en venta’ y anticuada, como el resto de los edificios de esta propiedad antes de la entrada de un inquilino necesita una detallada inspección y una modificación a fondo de todos los elementos sanitarios” 
 
          Una descripción de 1880 incluía: "El extenso parque situado frente a la casa ofrece, con buen gusto, diferentes grupos de árboles y otros adornos". Parece como si aún existiera el grupo del Nilo. Sin embargo, en febrero de 1884 aparecía el ominoso siguiente anuncio: “Se venden 2.000 pies de madera de haya, 130 de tilo  y 50 de sicomoro; muchas piezas de grandes dimensiones.”
 
          En 1901 la finca se vendió al coronel Henry F. Swan, de Jesmond, quien la alquiló por breve tiempo y la vendió al año siguiente, 1902, a James Edward Woods, banquero y comisario de policía de Northumberland. Mr. Woods construyó un invernadero y al menos en una ocasión, el año 1909, ofreció una fiesta para más de 100 invitados.
 
          En 1920 el edificio y los terrenos adyacentes, que suponían 286 acres (casi 116 hectáreas), se pusieron a la venta. La casa constaba de 34 habitaciones, de las que 5 eran salones de recepción, 17 dormitorios, 3 cuartos de baño, la vieja capilla “y cocinas y dependencias para el servicio”, La propiedad no se vendió, pero si lo haría en 1922, al ofertarse de nuevo, por 15.300 libras.
 
          Con rentables yacimientos de carbón en las cercanías, y posiblemente en su propio subsuelo, Swarland Hall pasó a pertenecer a una sociedad minera carbonífera y salió a la venta de nuevo en 1928, cuando la mansión estaba vacía y los edificios del exterior ocupados por mineros casados. Si la casa no estaba aún en ruinas, si lo estaría años después, cuando “la hiedra penetraba en ella a través de las rotas ventanas.”
 
          En 1934, una mala reproducción fotográfica publicada en un periódico local mostraba un campamento maderero “en la propiedad del histórico Swarland Hall”, con caballos arrastrando troncos de árboles y muchos otros ya talados al fondo. Aunque eso sucedió mucho después de que hubiera desparecido el grupo del Nilo.
 
          También fue en 1934 cuando Swarland Hall se puso, una vez más, a la venta, pero esta vez para proceder a su demolición. Pronto se leía que “Swarland Hall, la histórica mansión de Northumberland, ha sido comprada por una empresa londinense y la demolición del edificio comenzará en breve”. La zona boscosa de 400 acres ya se había vendido y la tala de árboles avanzaba rápidamente. El anuncio afirmaba que "los famosos robles de Swarland proporcionaron madera para los barcos de Nelson.”
 
          En el verano de 1935, los trabajos de demolición ya estaban en marcha y, en octubre, “la gran cantidad de piedras procedentes de de Swarland Hall se ha convertido en una enorme chimenea que se levanta en la elevación donde unos pocos árboles raquíticos brotan de los restos de los bosques”; y de esta forma Swarland Hall, “la hermosa residencia rural” de Alexander Davison había dejado de existir.
 
Nelson y la leyenda
 
          Bueno, ¿y qué pasa con la leyenda de Nelson? Más arriba escribí que Alexander Davison podía haber recibido alguna ayuda cuando plantó su grupo del Nilo. Los periódicos de la década de los 30, cuando Swarland Hall estaba en fase terminal, repetían historietas que aún seguían en boga:
 
         “… Swarland Hall, donde, invitados por su amigo Alfred Davison, permanecieron algún tiempo Lord Nelson y Lady Hamilton…”
 
         “ … Lord Nelson, que más de una vez visitó Swarland…”
 
          “La propiedad tiene relación con Lord Nelson, que en una ocasión residió allí”
 
          El pie de foto de una borrosa imagen de Swarland Hall aseguraba que aquel era “el balcón del que se dice era el dormitorio de Lady Hamilton”
 
         Nelson y Emma “… después de su ‘fuga’ vivieron allí por algún tiempo” y “la tradición dice que Nelson plantó las bellotas de las que nacieron los grupos de robles que ahora se ven desde el balcón con columnas de su dormitorio” y, una vez más, “se rumorea que se ha visto un fantasma en la casa, y los supersticiosos creen que es el espíritu de 'Mi querida Emma'”. (Si eso fuera cierto, el fantasma había hecho un largo viaje desde París). 
 
          ¿Hay en este caso humo sin fuego? ¿Pudieron Nelson y Emma haber visitado a su íntimo amigo Alexander en Swarland? ¿Cuándo habrían tenido tiempo? Si analizamos las oportunidades entre la llegada de Nelson a Inglaterra con los Hamilton el 6 de noviembre de 1800 y su partida hacia Trafalgar el 16 de septiembre de 1805, parece que hay pocas. Sus últimos veinticinco días en Merton, en agosto de 1805, estuvieron repletos de actividades y visitas. Sin embargo, su 'tour' con los Hamilton desde finales de julio a principios de septiembre de 1802 ofrece la posibilidad más probable. Su duración estaba previsto que fuese de tres semanas, pero se amplió a cinco. Aunque se informó que Birmingham había sido el punto más septentrional que alcanzaron, ¿podría la pareja haberse escabullido otras 230 millas más al norte durante unos días sin que nadie dejara registro de ello ni se diera cuenta públicamente? Es muy poco probable, pero donde hay voluntad, hay Nelson y Emma.
 
          Acabaremos la historia con otra pista apócrifa del mito. En 1922, el Newcastle Daily Chronicle informaba que:
 
         “Un caballero de Newcastle, bastante aficionado a coleccionar antigüedades, adquirió un reloj que parecía ser de latón y, al enviarlo a un relojero para su limpieza y reparación, éste descubrió que la caja era de oro. La leyenda de cómo había llegado a Swarland Hall afirmaba que había sido llevado allí por el mayordomo de Lord Nelson con motivo de una visita del ilustre almirante a su amigo, Alexander Davison, el entonces propietario de la mansión, y que quedó en ella cuando los visitantes regresaron al sur. Por lo tanto, se suponía que el reloj era propiedad de Nelson, pero no puedo asegurar si la historia es cierta. Para empezar, sería interesante saber si Nelson estuvo alguna vez en Swarland”
 
          El historiador de la Sociedad Nelson, Ray Aldis, comenta: “Los relatos de Nelson visitando Swarland Hall (solo o con Emma o Fanny) deben permanecer en el ámbito de lo legendario”. Hasta donde sabemos, no hay pruebas válidas que demuestren la realidad de esa visita.
 
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